cerrar
TRASTORY SABIO

Joker: El robot que murió por radiación en Chernóbil por una mentira

Pocos son los eventos más desastrosos de la humanidad como el accidente nuclear de Chernóbil ocurrido el 26 de abril de 1986 en Ucrania, específicamente en la central nuclear de Vladímir Ilich Lenin.

Esta planta se ubica a tan solo 3 kilómetros de la ciudad de Prípiat, y aunque lleva el nombre de la ciudad de Chernóbil, este se ubica a 18 kilómetros de ella, mientras que la frontera con el país Bielorrusia está a 17 kilómetros.

Se dice que un día antes del gran desastre se estaban realizando pruebas por reducir la potencia que producía la planta, dichas pruebas dieron lugar a problemas en el reactor 4 causando el sobrecalentamiento de núcleo del reactor.

Entre explosiones e incendios en toda la planta, la tapa del reactor (que pesaba hasta 1.200 toneladas) salió disparada liberando la famosa nube radioactiva que alcanzó a llegar a la atmósfera Europea y norteamericana causando un gran desastre ambiental.

El gobierno de la entonces Unión Soviética tuvo que evacuar a más de 116.000 personas luego de la muerte de decenas por la contaminación. Se levantó una alarma a nivel internacional en al menos 13 países de Europa.

Luego, comenzaron los trabajos a marchas forzadas y masivas para descontaminar el lugar, haciendo uso de hasta 600.000 trabajadores de los cuales 32 personas murieron a los pocos días por radiación directa, mientras que el resto recibieron también dosis de radiación muy altas.

El uso de los robots como alternativa para realizar labores de limpieza

Trabajar en el proceso de limpieza sin duda era misión suicida, por eso se empezó a contemplar el uso de robots manejados a larga distancia y así reducir en número de personas en la zona contaminada.

Una de las ideas se basaba en arrojar grafito directamente al núcleo que aún estaba expuesto en reactor como una medida provisional, ya que anteriormente este material ya había sido usado para contener la reacción.

El grafito que se utilizaría estaba disperso en el techo de los reactores  y era necesario limpiarlo y trasladarlo al reactor, esta sería la misión del robot al ser la zona roja donde ninguna persona debía acceder en lo posible.

Fue así como hicieron uso de Rovers, vehículos espaciales utilizados para explorar la superficie lunar, del Programa Lunokhod soviético.

Cuando el país Alemán se enteró de que estaban usando robots para el trabajo peligroso, no dudó y envió a “Joker” su robot estrella que hasta entonces realizaba trabajos policiales y también tenía control a distancia.

Joker haría el trabajo más difícil de ir a una de las zonas más contaminadas, el techo, para realizar labores de limpieza, pero no duró mucho antes de quedar completamente inutilizable.

Al principio se creyó que había tenido un problema técnico menor, se había atascado con escombros o algo similar, así que enviaron a personal a bajarlo. Fue entonces cuando se dieron cuenta que el robot había colapsado por completo en su interior.

La muerte de Joker desenmascara la verdad oculta del gobierno soviético sobre el accidente nuclear

En ese entonces ya se tenía conocimiento que incluso las máquinas y los robots utilizados para los procesos de limpieza podrían quedar inoperantes con altos niveles de radiación

Entonces, ¿por qué Alemania mandaría a su costoso robot y aún esperaba tenerlo de vuelta?, la respuesta es por la información que ocultó el gobierno soviético a Alemania y el resto del mundo.

Tan desesperante estaba la situación que dijeron a todo el mundo que el techo tenía una lectura de 2.000 roentgens, una medida segura para poder contar con Joker, cuando realidad superaba los 12.000, es decir, 700% superior a lo que el robot podía resistir.

Esto solo fue una muestra de los medios desesperados del gobierno por tratar de contener la contaminación al grado de tener que mentir y poner en juego no solo la integridad de los robots, sino también el de las personas que tuvieron que estar ahí con la idea de que los índices no eran catastróficamente altos.

En la actualidad Joker aún se encuentra en un tiradero de basura completamente desarmado y oxidado con altos índices de radiación, un recordatorio más de lo mal que la Unión Soviética manejó la situación al grado de mentirle a los países que les ofrecieron una mano de ayuda.